¡Hoy es mi cumpleaños! Cumplo 34, pues nací un soleado 6 de agosto de 1979. Y no tengo que pedir fiesta, porque trabajo para mi mismo. Es una de las gracias de ser freelance. ¿Algo bueno tiene que tener, no?
Durante mi carrera laboral he estado en todos los roles posibles. De becario, de empleado, de mando medio, de jefe... pero en ningún sitio me he encontrado tan cómodo como dónde estoy ahora. En un equilibrio justo en el que los ingresos y la flexibilidad de la jornada laboral se encuentran felices el uno con el otro. He encontrado mi sweet spot, y no lo cambiaría por nada del mundo.
¡Pero no es oro todo lo que reluce! Es por eso que en el post de hoy listaré 10 cosas positivas y 10 de negativas de ser un freelance, un autónomo o de trabajar por cuenta propia. Da igual como le llamemos, ya sabemos de lo que hablamos.
10 cosas positivas de ser autónomo
- Trabajo desde casa: Eso me cae relativamente cerca de la oficina. No gasto en desplazamientos, ni en comida, ni pierdo tiempo en la autopista cada día. Simplemente salgo del comedor y entro en mi despacho.
- Horario: Flexibilidad total. Trabajo y descanso según me convenga. Salgo a pasear cuando lo necesito, y si quiero trabajar a las tres de la mañana o a las cinco de la tarde lo hago sin dar explicaciones a nadie.
- Vacaciones: Hago las vacaciones cuando me da la gana. Enero, agosto o diciembre, puentes o no puentes. Lunes o viernes. No tengo que combinar turnos ni vacaciones con nadie, excepto con mi mujer, claro.
- Sueldo: Si trabajo más, gano más. En ocasiones vale la pena hacer un esfuerzo extra a nivel de horas y dedicación, porque sabes que tienes una compensación económica directamente proporcional a ello.
- Familia: He podido disfrutar de mi peque de dos años cada día desde que nació. Principal motivo por el que me hice autónomo y dejé la empresa dónde trabajaba. Ahora estamos esperando el segundo que nacerá el mes que viene. Pienso disfrutarlo tanto o más.
- Clientes: Puedo elegir los clientes con los que quiero trabajar. Si algún cliente parece sospechoso, irritante, maleducado o simplemente da mala espina, te reservas el derecho a declinar su oferta. El hecho de trabajar únicamente con clientes "majos", te alegra el día a día.
- Colaboradores: Si necesito ayuda busco un colaborador. No tengo la responsabilidad de pagar sueldos. Simplemente busco a la persona idónea para trabajar en el nuevo proyecto, y se le paga como a un proveedor más. Cuando se acaba el proyecto, se acaba tu responsabilidad ante él.
- Proyectos: Puedo elegir los proyectos que me motivan. La motivación es un elemento clave para el trabajo bien realizado. Si un proyecto te parece interesante, atractivo, e incluso desafiante, estarás mucho más motivado para que quede exquisito, y se notará muchísimo en el resultado final.
- Flexibilidad ante el cambio: Me puedo adaptar rápidamente según lo que me pida el mercado. Nuevas tecnologías, modas, diseños... en una empresa cualquier cambio relevante significa una reunión previa, y otra, y otra. Un tiempo precioso que te hace lento.
- Toma de decisiones: No debo consultar con nadie. Me informo, valoro y decido. No tengo socios con los que negociar, ni inversores a los que convencer. Yo sólo tomo las decisiones de lo que debo hacer. Y suelo estar de acuerdo conmigo mismo la mayoría de veces.
10 cosas negativas de ser autónomo
- Trabajo desde casa: Es difícil desconectar la "casa" de la "oficina". En ocasiones todo se mezcla y es difícil que uno no robe tiempo y espacio al otro. Es imprescindible tener una habitación despacho, y cambiar el chip cuando se entra o se sale de ella.
- Horario: Trabajo muchas más horas al día que en un trabajo convencional a jornada completa. Comprobado. Y no tiene solución. Cuando cobras por objetivos, te interesa cumplirlos cuanto antes. Me gusta dejar el máximo de asuntos terminados al finalizar el día, y el inbox vacio. Eso lleva tiempo.
- Vacaciones: No tengo (nunca) vacaciones al 100%. Siempre debo estar conectado "por si acaso". Lo primero que miro en un hotel (incluso en mi luna de miel) es si tiene WiFi decente. La Ley de Murphy dice que en esas ocasiones es cuando a tus clientes les da por tener emergencias. Evidentemente, es imposible ni siquiera soñar en un mes de vacaciones pagadas.
- Sueldo: No tengo un sueldo estable. Depende de la facturación de cada mes. Se echa de menos tener esa nómina que llega mágicamente a la cuenta corriente a final de mes. Con lo que es más complicado llevar las finanzas familiares.
- Familia: En ocasiones hay proyectos que te absorben demasiado tiempo y debes robarlo a tu tiempo de ocio y familia. Especialmente cuando estas en un período de "aceleración" en el que se deben entregan proyectos. Da igual que sea domingo o 1 de mayo si el día siguiente se debe entregar el proyecto.
- Clientes: La relación con el cliente es tan cercana que a veces le dedicas más tiempo de lo que deberías. El contacto es muy directo y personal, con lo que en ocasiones haces favores o ayudas desinteresadamente. También te preocupas más a nivel personal, pues conoces mucho más la historia y contexto de tu cliente.
- Colaboradores: Los colaboradores son mucho más caros que los trabajadores en nómina. Contratar a alguien una jornada de 40 horas es mucho más económico que esas mismas horas a un colaborador. Eso te resta mucho margen a cada proyecto.
- Proyectos: Toda la responsabilidad del proyecto recae en mi. Si algo no va bien, me preocupo. No hay un director de proyecto a quien delegar tareas o responsabilidades. Debo afrontar todas las consecuencias del éxito o fracaso de cada proyecto.
- Flexibilidad ante el cambio: Debo estar constantemente aprendiendo las novedades del mercado. Si aparece un nuevo lenguaje de programación, debo informarme. Una nueva tendencia de diseño, debo estudiarla. Un nuevo sistema de hacer algo, debo leer acerca de él. No tengo a nadie que me informe ni investigue sobre nuevas tendencias. Todo debo hacerlo yo.
- Toma de decisiones: Debo tomar las decisiones yo solo, con todo lo que eso conlleva. Y tomar decisiones es uno de los puntos más complejos que hay en una empresa. Cada decisión, por pequeña que sea, conlleva repercusiones. Y tomar decisiones sólo requiere mucha sangre fría.
Así pues, mi trabajo no es perfecto. Siempre hay "el revés de la medalla". Pero tengo la suerte que es el que yo he elegido. Y tal y como está el panorama, puedo decir que tengo mucha suerte. Evidentemente preferiría que me tocara el Euromillones para hacer lo que me diera la gana el resto de mi vida, pero eso ya no está a mi alcance (de momento). En todo caso, como decía Confucio, escoge un trabajo que te guste, y nunca tendrás que trabajar ni un sólo día de tu vida.
Ala, me voy a soplar velas.